domingo, 13 de septiembre de 2009

Fundamentos Yorubas 2° parte


Estos 16 acompañantes de Odùdúwà fueron:



1. Odùdúwà : Fundador de la cultura Yoruba y no, su primer Rey, quien fuera coronado por Ifá con el nombre sagrado de Obàlùfon el pueblo lo llamaría Oxalà – que tiene varios significados similares, aportados por la mayoría de los investigadores: “Rey del paño blanco” ; pero prestando atención a los vocablos y la forma en que se escriben, estos significados se basan en el vocablo “ÀLÀ” (con los tildes bajos), en tanto la palabra se escribe y pronuncia con los dos tildes altos “ÀLÀ”, esto en realidad indica que Oxalà quiere decir: “El Rey de Àlà (Dios)” o también LUZ (en el sentido de Dios) – recordemos que Odùdúwà tenia creencias musulmanas.
De este modo muchas costumbres musulmanas son también
Difundidas y adoptadas en la nueva cultura: la poligamia; la cabeza
Cubierta en las mujeres; la vestimenta; la oración; etc.

2. Olokun – La esposa principal de Odùdúwà, fue quien inventó los collares con cuentas de colores, primero usados como adorno de la realeza y luego también como distintivo religioso. también conocidos como Ide de Orulà.

3. Ògún- El hijo mayor de Odùdúwà, general del ejercito - Introduce el concepto de ejercito como grupo táctico organizado, con distintos niveles entre los soldados, según sus aptitudes y conocimientos. Enseña el uso de las armas, la lucha cuerpo a cuerpo y otras técnicas de guerra.

4. Alàgbèdè – El herrero, fabricante de armas hechas en hierro forjado. Su llegada junto con Ògún marca el comienzo de la Edad de hierro para la cultura de Ilè-Ifè.

5. Ajè – Mujer de grandes conocimientos con respecto al comercio y los negocios. Enseñó el arte de negociar utilizando caurìes como moneda, quedando atrás el trueque, facilitando las transacciones. Introdujo la moneda y el sistema de ahorro. Su nombre pasó a ser sinónimo de riqueza y prosperidad.

6. Obàsin – más tarde relacionado con èsù, era el sirviente principal de Odùdúwà, interprete, mensajero ante los demás nobles y Basin era un esclavo quien tenía como misión cuidar la puerta del harén. O eunuco que había sido comprado por la familia de Odùdúwà a los musulmanes, su nombre en Yoruba significa “el sirviente del Rey”.

7. Obàgèdè – Era un astrónomo y astrólogo, enseñó sobre los planetas, las estrellas e hizo una correspondencia con el sistema Ifá. Los sacrificios y otros eventos se comenzaron a realizar en base a los cambios lunares y las posiciones planetarias. Su nombre significa “el astrólogo del Rey”.

8. Obàwini - Era el encargado de relatar las hazañas e historias relacionadas con el Rey y su familia. Una especie de trovador e historiador.

9. Oreluère - Cazador y explorador. Enseñó el uso de trampas para tener un mejor resultado en la obtención de presas.

10. Esidàle – El escultor, enseñó el arte de esculpir en piedra.

11. Alas - Era sastre real. Quien hacía las vestimentas. Enseñó el arte de hilar telas y su posterior teñido.

12. Elesije - Enseñó métodos de cultivo para obtener mejores cosechas.

13. Oluògbò-rò - Maestro de lenguaje. Fue quien codificó un tipo de escritura para el dialecto resultante entre la cultura de Odùdúwà y la de las tribus locales, unificando todo en un idioma primordial.

14. Obàmeri - Comandante de las tropas que debían proteger las fronteras del nuevo reino cuya capital era Ilè-Ifè.

15. È-rìsilè - Enseñó el uso de anzuelos, arpones y otros instrumentos para que la pesca en el río fuera abundante. Era pescador y cazador.

16. Obàmakin – Era el Consejero real, del Reino de Ilè-Ifè.


HISTORIA DE LA RELIGION YORUBA:

Las religiones son expresiones de la tradición vivida por cada grupo étnico, en determinado momentos histórico, y que puedan expresarse tanto en forma escrita, como en forma oral.
Dentro de este contexto, la religión Yoruba, guarda todo su contenido filosófico y teológico en los mitos y leyendas que se fueron trasmitiendo de generación en generación.
Estos mitos y leyendas, imbuidos en historias, interpretan las distintas etapas den la vida del hombre: su relación con los demás, y en especial, su relación consigo mismo.
La tradición Yoruba comienza con el mito que hace referencia al nacimiento del mundo, cuentan los mitos: El cielo y la tierra estaban unidos, cuando la esposa estéril de un matrimonio de cierta edad, se presentó por varias ocasiones a Orishanla, divinidad que creo a los seres humanos, y le imploró la gestación de un niño. Al fin motivado Orishanla, por la insistencia de la anciana, asintió a su pedido, pero poniéndole una condición, la criatura no podría traspasar jamás los límites del Aiyé.
Por este motivo, desde que la criatura dio sus primeros pasos, sus padres tomaron todas las precauciones necesarias, para que esto no sucediera.
El niño, a medida que iba creciendo, le pedía constantemente a su padre que lo llevara al campo, pero el buscaba todas las excusas necesarias para impedírselo. El padre salía de madrugada escondido; hasta que una noche, de niño, decidió hacer un agujero en su bolsa que llevaba todos los días y colocó semillas en el fondo. Así guiado por las semillas, consiguió seguirle, hasta llegar al límite del Aiyé.
Cuando el padre se dio cuenta de la presencia del niño, ya no pudo detenerlo, y el niño traspaso los límites prohibidos y sin prestar atención a las advertencias de los guardias, entro al Orum (cielo).
El niño corría y desafiaba el poder de Orinshala, faltándole el respeto a todo aquel que quería impedírselo, hasta llegar delante de Orinshala, irritado por la actitud del niño, lanzó su calaldo ritual Opasodoro, que atravesando todos los espacios del Orum, se clavo en el Aiyé (tierra), y de esta manera separa para siempre los dos mundos, apareciendo así, el Sanmo (atmósfera), que se extendería entre los dos y se convertiría en el soplo del aire divino Ofurufu, que separa los dos niveles de existencia.
De acuerdo a este mito, el mundo esta dividido en dos partes: el Aiyé y el Arum.
El Orum: es el lugar de residencia de los espíritus, comandado por Olòdùmarè (Dios), los Yorubas, son conscientes de que a partir de este mito, venimos de el, y al fin de cumplir el cielo de la vida en la tierra (Aiyé) volveremos a el.
Olùdùmarè es la entidad suprema, reconocida por los Yorubas y conocido como el (DIOS DEL CIELO), su presencia es eterna, esta ubicado arriba de todos los espacios espirituales y materiales, no hay un culto especifico para el, porque todas las liturgias y rituales son ofrecidos, como ultimo destino a el.
La religión es una parte de la vida del hombre, que incluye la necesidad de volver ha religarnos, con esas fuerzas o seres pasados, que expresan la idea de protección y defensa íntima de cada ser.
Desde los pueblos más antiguos hasta los pueblos que marcaron la historia del nacimiento de las culturas modernas, en mundo de las entidades africanas, puede ser comparado o interpretado en su verdadera esencia, sustentando de esta manera la fuerza de sus creencias, en una verdadera metafísica religiosa.
Esta metafísica religiosa, que enmarca a las religiones de origen Africano, proviene de las primeras civilizaciones antiguas, desde el periodo de las cavernas al Egipto de los faraones, desde los griegos a los romanos, con la influencia de las invasiones orientales y la invasión del Islam, manteniendo tres puntos en común: Creencia en un Dios único, creador y ordenador, creencia en un mundo de identidades naturales administradoras de esa creación y desde un sentido más amplio, la creencia en dos mundos distintos; el material y espiritual, siendo el hombre su moderador directo.
También se sustenta la creencia de los Yorubas, en la creación del hombre, con el principio de la procreación. Para ellos, los Yorubas, era una misión muy importante dentro de sus creencias, el procrear, para así habitar la tierra y administrarla según el mandato divino. Otra de las creencias de los Yorubas, es el respeto por una jerarquía que adquiere primacía, para mantener el orden formal necesario, que sirva para interpretar nuestras necesidades.
Las entidades sobre naturales son las representaciones místicas-espirituales de todo lo que existe en el Aiyé (tierra) y están asociadas al aire, la tierra y a las aguas y esas manifestaciones pueden ser invocadas. Pero sobre todas las cosas es Olòdùmarè, “la entidad suprema”, que reúne las siguientes cualidades trascendentales:
I. Iwa: Es el poder que permite la existencia, entregada por Olorum a Orinshala, para la creación del mundo.
El Iwa se encuentra esencialmente en el aire, también llamado Ofurufu, la atmósfera que separa los dos niveles cósmicos: Natural y sobrenatural; y el Emì, que es el “hábito divino”, que posibilitó la vida. Está representado en la “respiración material” siendo el elemento que posibilita la existencia.
II. Ase: es el poder que otorga la realización desenvolvimiento que dinamiza la existencia y permite su desarrollo, es la fuerza vital y sagrada.
III. Aba: Es el poder que otorga “Propósito y dirección”, y esta íntimamente relacionado con el ase. Siguiendo con la tradición, de esta fuerza divina, Olorum (Dios), continúa en el orden de la jerarquía de los espíritus, lo Orixás, como emanaciones de esta fuerza sagrada y absoluta que se manifiesta en la naturaleza, estos son los intermediarios entre Dios y los Hombres, recibiendo “el poder divino” con el propósito de cuidar y proteger el equilibrio de todo lo creado, para que se cumplan todos los destinos de los seres vivos. así por ejemplo, la manifestación de Olorum (Dios) en la naturaleza como poder fertilizador, denominada Orixà Oxúm, como poder reproductor, es denominado; Orixà Oìa, la manifestación de Orun como poder equilibrador de los opuestos, es denominado Orixà Xangó, su manifestación como poder limitador, es denominado Orixà Ogúm, como poder reproductor, es denominado; Orixà Yemanjá.
Los Orixás no son deidades, sino refracciones del poder místico de un único, Dios, al manifestarse en la naturaleza que el mismo ha creado. Los Orixás son “emanaciones del poder de Olorum, su funcionamiento en cierto aspecto de su actividad, tal como lo entienden los humanos.
Dios constituye el supremo equilibrio y balance entre estas fuerzas diferentes.
Estos Orixás, tienen origen en la ciudad del Ifè, fundada por Odùdúwà, ciudad santa del pueblo Yoruba, para que los Orixás puedan desarrollarse y de ellas se expanden al resto del territorio yorubano, donde cada uno rige una ciudad distinta y especifica, como aquel primer ancestro, conservando sus características diversas, es honrado por sus descendientes, para conservar la unidad familiar y social.
Son héroes mitológicos que, según las leyendas o itam fundaron los estados Yorubas y demás etnias, siendo los “patriarcas” de cada uno de ellos.
Para la religión Yoruba, el eje central de cultación es el ritual dedicado a los Orixás, a través de los cantos de alabanzas y agradecimientos. También invocan estas fuerzas divinas, para que los ayuden y protejan de los peligros de los enemigos y por sobre todo de los pueblos islámicos, orientales y de las otras culturas ajenas sus creencias.
De esta manera, nace la metáfora y sus repeticiones y todos los estados del hombre están tratados en ellos. Las poesías pueden ser interpretada por medio de los tambores y danzas, de por si el dialecto Yoruba no es puramente tonal y vibratorio, permitiendo así que los tambores sean capaces de repetir todas las escalas de sonido del idioma.
La columna vertebral de la religión Yoruba es el Ebó: ofrenda.
Dentro de la forma litúrgica, la ofrenda ritual, debe entenderse, dentro de la tradición religiosa, en el marco más amplio de la ofrenda en general, como la espina dorsal donde gira toda su mística.
La religión Yoruba, comprende en su litúrgica, algún tipo de ofrenda sagrada, la ofrenda sagrada recibe el nombre Ebó y constituye una manera de equilibrar al hombre con la naturaleza en alguna circunstancia de su vida, que implique una necesidad. Esta necesidad está fundamentada, en el hombre, como parte de su vida, que implique una necesidad. Esta necesidad está fundamentada, en que el hombre, como parte integrante de la naturaleza, devuelve o restituye a la misma la misma proporción que de ella toma, a través de objetos simbólicos que imbuidos de una existencia formal y ritual, hacen de la liturgia el medo equilibrador que permite la integridad y unidad del universo.
El Ebó, es una comunión con el mundo espiritual y los ancestros Yorubas, pero como ultimo fin a Dios. La ofrenda es una expansión de comunicación entre fuerzas naturales y espirituales, que les permiten de esta manera, la búsqueda del equilibrio personal y necesario en le proceso diario del vivir, superando de esta manera, situaciones que produzcan el deterioro de su armonía interior.
Dentro de la doctrina de los Yorubas, estos se valían de la preediciones por medio de los Oráculos de Ifá, solamente los Babalawo, eran y son hasta el presente, sacerdotes consagrados para la interpretación de los oráculos. Ocupaban un lugar destacado dentro de la sociedad Yoruba. Y ejercían una responsabilidad política, religiosa cultural y social, como así también militar. Ellos podían declarar la guerra, como hacer la paz entre los pueblos, destituir un rey como coronarlo, etc.……., tenían un conocimiento tan eficiente, que conocían detalladamente los poderes sagrados de las hojas, animales, insectos, aves, ya que los Babalawos son intermediarios entre el hombre e Ifá.
Una de las características principales para ser Babalawo, es una memoria prodigiosa, debido al aprendizaje de los mitos, leyendas, juego de los caracoles, conocimientos políticos, espirituales y físicos.
Culminando con el origen de las religiones Africanas, debemos destacar que fueron, estas variando de acuerdo a las épocas y se adecuaron según las situaciones geográficas. Pero por sobre todo, no perdieron su esencia vital, que es la sagrada liturgia: la fuerza sagrada y mística.
Sus creencias prevalecen por siglos y son transmitidas de generación en generación, esta transmisión tiene su característica de ser Oral.
Esta religión, tiene los mitos y leyendas, como la fuente del saber y del conocer profundo, es la verdad misma, es la comunión directa con sus antepasados, que se han mantenido intactos por sus ancianos, Babalawos y que han permitido transmitirla, conservando las formas necesarias de ritos y ceremonias, constituyendo un verdadero cuerpo de preceptos religiosos.